viernes, 16 de agosto de 2013

TORRE DEL MAR, CIUDAD DEL "PARKING"

Lo de Torre del Mar en verano es para enmarcar, y en esta foto de dudoso honor no puede faltar su alcalde, el Sr. Delgado Bonilla.

Esta localidad del Municipio de Vélez-Málaga tiene, para mí, la desdicha, de entre todos los lugares de playa y vacaciones que conozco, que son muchos y en distintos países, de ser la peor gestionada a nivel de aparcamientos, pues, en verano sobre todo, cuando el sol cae a plomo, te ves obligado a dar mil vueltas antes de encontrar un sitio en el que estacionar, a lo que luego hay que añadir la pesada distancia que, en esas condiciones, has de recorrer -salvando además las sombrillas y flotadores de los apáticos turistas que circulan en manada por las calles- hasta llegar al sitio que pretendes.

Todo parece pensado desde la Alcaldía para impedir a los ciudadanos el aparcamiento en Torre del Mar:

Desde la actual habilitación de un espacio, otrora destinado a los coches, para “Mercado de Verano”, donde se pierde la posibilidad de estacionamiento de unos cien vehículos en beneficio de unas estrambóticas casetas blancas, cuya utilidad está por ver;

Hasta el permiso para (o descontrol en) la instalación por los restaurantes de unos soportes metálicos para colocar mesas, sillas y manteles de papel, y que se comen (porque hablamos de restaurantes) parte de la calzada, calzada donde antes se aparcaban los vehículos (por si el hecho de que estos establecimientos de hostelería se apropien del espacio de la acera, en perjuicio de los viandantes, no fuera suficiente);

O se acotan espacios, casi territorios, donde AMIVEL, una asociación uniformada dedicada, a cambio del consabido òbolo, a poner un ridículo papelito en los limpiaparabrisas cuando aparcas, ejerce su particular presión al ciudadano por su mera presencia;

Si es que no hay algún sin techo en algún otro lugar de la vía pública que, a ciencia y paciencia de las llamadas fuerzas del orden, te indica un sitio donde estacionar, imponiéndote con mayor rango, con su simple estar, el presunto deber (no sé si ciudadano o humano) de aliviar su situación económica, como si fuéramos responsables de lo que la Administración Pública, en cualquiera de sus niveles, deja de hacer.

Para mayor escarnio del Consistorio de Vélez- Málaga, las parejas de policías locales (ahora también ataviados con pantaloncito corto y patrullando en bicicleta, que para algo Fernán Gómez decía que son para el verano) se dedican a tareas de “producción”, multando a aquellos vehículos que se encuentran mal aparcados, -que, por fuerza, y merced al Ayuntamiento, no son pocos- dada la lógica desesperación en que este estado de cosas sume a la gente. Podría poner ejemplos en que incluso las lágrimas, unidas a un ataque de nervios, estaban presentes.

Por lo demás, no se le conoce otra “gestión” a este plano y simplón alcalde del PP, que parece destinado a culminar las inacciones y gruesas equivocaciones -también, supongo, maldades- de un antecesor suyo de infausto recuerdo que, por algún posible desliz de copa, tenía el don de ver el tráfico doble. Por eso fue éste también el promotor de un tranvía para la ciudad, cuya desastrosa situación, confirmatoria de su no necesidad, hizo que se suprimiera –llevándoselo por delante la apabullante fuerza de la evidencia-. Su hábitat, literalmente hurtado a la circulación rodada, no ha sido hasta la fecha restituido al tránsito de los vehículos, sino que permanece como tierra de nadie, con sus fantasmagóricas señales verticales… y mostrando el abandono de unos raíles por los que resbala hacia el abismo la gestión de Delgado Bonilla.